Lo que SÍ y NO debes hacer para mejorar tu aprendizaje y tu práctica de yoga

Algunos consejos útiles para la práctica de yoga

Lo que SÍ debes hacer:

  • Descálzate antes de entrar a la sala de yoga; practicamos descalzos.
  • Sé puntual, por respeto a la práctica y a los compañeros (idealmente, estaremos listos/as 5 minutos antes de que empiece la clase). Si llegas tarde, entra despacio y de la manera más silenciosa posible, sin romper la meditación inicial.
  • Usa tu propia esterilla, es más higiénico.
  • Usa ropa limpia y cómoda para hacer ejercicio.
  • Una ducha caliente antes de practicar ayuda a relajar los músculos. Abstente de ponerte perfumes fuertes.
  • Si tienes algún problema de salud (enfermedad, lesión, etc.), por favor notifícalo antes de clase al profesor/a.
  • Deja el espacio limpio y ordenado, doblando las mantas y desinfectando y guardando el material.
  • Es recomendable hidratarse bien después de practicar.
  • Libérate de la mentalidad competitiva. El yoga no es competición.
  • Hónrate a ti mismo mediante el reconocimiento de en qué punto estás en este momento. No pasa nada por salir de la postura antes de que el profesor lo diga.
  • Siéntete libre para expresar tus dudas y comentarios sobre las clases. Consulta con tu profesor/a las preguntas que tengas.

Lo que NO debes hacer:

  • No entres en la sala con el teléfono, déjalo en la mochila en silencio, en el coche, o en casa.
  • No se recomienda comer antes de la práctica (habrán pasado al menos 3 horas desde la última comida principal) y no se recomienda beber durante la práctica, ya que el agua apaga el calor o fuego interno (agni) que queremos avivar cuando hacemos yoga.
  • Evita mirar qué hacen los demás durante la sesión. Puedes hacerlo puntualmente, si estás perdido/a, pero, en cualquier caso, hay que evitar compararse con los demás. Enfócate en tu propia experiencia interna: en cómo te sientes a nivel físico, a nivel mental y emocional mientras practicas.
  • No hay pre-requisitos de habilidad física para practicar Yoga.

Pautas para la autopráctica en casa

  • Establecer un espacio y tiempo fijos cada día.
  • Requisitos del espacio: que haya lugar suficiente para una esterilla y que, a ser posible, nadie te moleste, que esté limpio y te sientas a gusto.
  • Si puedes intenta estar a solas y si te apetece puedes cuidar tu espacio con detalles como una vela, incienso, una gema… algo que te ayude a conectar con el momento y la práctica dentro de tu hogar.
  • Puedes dejar allí tu esterilla de yoga y material si dispones de él (bloques, manta, cinturón, etc.), para tenerlo todo a mano.
  • Si no tienes que desplazar muebles, mejor, así habrá menos posibilidades de que te venza la pereza. Lo único que tendrás que hacer será desenrollar tu esterilla. Es el primer paso y el más importante.
  • Practica si puedes a la misma hora cada día, reserva una franja de tiempo factible y apúntatela en tu agenda o calendario. Si notas que no tienes tiempo, la solución está en adaptar tu horario, quizá sacarte alguna tarea que consideras que ya no te llena, levantarte un poquito antes por la mañana, acostarte antes, ver menos la tele, etc. Con 20 minutos de práctica para empezar puede ser suficiente. Habrá días en que puedas dedicarle más tiempo, y otros menos. Es muy común comenzar la práctica pensando que estaremos solo 10 minutos, y terminar dedicándole fácilmente 50 minutos. Conclusión: muchas veces, todo mal es empezar.
  • Para la práctica en casa, silencia el teléfono móvil. No podemos evitar que suene el timbre o un teléfono fijo, por ejemplo. Si eso ocurre, observa qué efecto produce en ti la interrupción, y trata de no juzgarte a ti mismo/a ni a los demás. Una buena solución puede ser tratar de no enfadarse, tomar una pausa en la práctica para atender a quien llama y regresar en cuanto puedas, cultivando una actitud de compasiva, calmada y comprensiva.
  • Alimenta las ganas de profundizar en tu práctica y de conocerte un poco más. Observa y reflexiona sobre cómo te sientes antes, durante y después de la práctica: dificultades, logros, beneficios, cambios en el estado mental y en la respiración, avances o retrocesos a nivel físico, efectos que notas, etc.

Por último, recuerda a menudo las sensaciones que se quedan contigo al final de cada sesión: mayor calma mental, el cuerpo más relajado, sensación de plenitud, alegría, relax, emociones como la simpatía o el afecto, paz, gratitud… pueden ser muchas y no tienen por qué ser siempre las mismas.

Y tú, ¿cuál es la sensación más evidente que puedes notar?, ¿cuál es el efecto más significativo que la práctica de yoga produce normalmente en ti?

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